Durante el sueño nuestro cuerpo descansa, pero la respiración, el funcionamiento del corazón, el mantenimiento de la temperatura corporal y otros procesos vitales del organismo consumen energía. Por tanto, el sueño produce un gasto de energía, el cual puede incrementarse si prolongamos el ayuno 2 ó 3 horas, mientras el cuerpo está ya en activo, o efectuamos un desayuno insuficiente. En estas circunstancias, el contenido de azúcar en la sangre bajará considerablemente, produciéndose el fenómeno denominado hipoglucemia, el cual produce fatiga y dificulta la capacidad de concentración, perjudicando el entrenamiento o la competición.
Así pues, la primera comida del día es la más importante, porque debe facilitar energía suficiente para recuperar al organismo del ayuno nocturno, el período más largo sin ingerir alimento alguno, y para afrontar la dura jornada, no sólo de actividad física a lo largo de la mañana, sino para afrontar también un correcto rendimiento cognitivo.
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Desayuno y rendimiento deportivo
Publicado en Diario Granada Hoy, Diario de Cádiz, Diario de Jerez,
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