Leía hace unos días los resultados de dos investigaciones médicas recientes que llegaban a una misma conclusión: treinta minutos de actividad física diaria alargan la esperanza de vida cinco años. No hace mucho escribía un artículo y hacía alusión a otros estudios similares, con títulos tan impactantes como ‘El ejercicio aeróbico retrasa en casi doce años el envejecimiento’, ‘Realizar actividad física y cuidar la alimentación puede reducir hasta cinco años la edad biológica’ o ‘La actividad física realizada a diario puede agregar cerca de cuatro años a la expectativa de vida’.
El hecho de comparar la esperanza de vida de las personas que consideramos activas con las personas sedentarias ha estado presente en multitud de estudios científicos. De hecho existen numerosos estudios epidemiológicos que demuestran los beneficios del ejercicio moderado y continuo como medida capaz de aumentar nuestra esperanza de vida.