El hombre que pisó el infinito

Roberto Lendaro completa veinte triatlon ironman consecutivos sin parar.

IDEAL - 06.01.11 - 01:14 - MANUEL PEDREIRA | GRANADA.
Portentoso. Roberto Lendaro muestra la medalla que acredita su exitosa participación en el doble decaironman. :: RAMÓN L. PÉREZ

Cuando le cuentas a alguien que vas a entrevistar a un tipo capaz de nadar 76 kilómetros (de La Rábita a La Herradura), pedalear 3.600 kilómetros (de Granada a Estocolmo) y correr otros 844 kilómetros (de Granada a Pamplona), todo seguido, ese alguien te mira de soslayo, mueve la cabeza de un lado a otro y resuelve el asunto con una sentencia inapelable: «Eso es imposible». Cuando insistes, te acribilla con una cascada de preguntas. «Y ese tipo, ¿cuándo come?, ¿cuándo duerme?, ¿cuándo mea?».

Para conocer todas las respuestas basta un rato de charla con Roberto Lendaro, un italiano con una vida tan azarosa que resulta difícil elegir con qué faceta quedarse, si con la del ultrafondista que ha terminado un desafío sólo vencido por una decena de personas en todo el mundo, o con la de ejecutivo de una multinacional radicada en Londres que pasa diez días al mes en la capital británica, el resto viajando por Europa y los fines de semana en su casa del Camino Bajo de Huétor junto a su mujer Ana y su hija de 15 años.

Roberto Lendaro, arriba a lomos de su ‘cabra’. :: IDEAL

Ése es Roberto Lendaro, un tipo capaz de llegar al infinito. Este economista natural de Udine cumplirá en junio 51 años y siempre le fue la marcha. En sus años ¿mozos? fue paracaidista civil y militar, practicó el ala-delta, el submarinismo, la espeleología y pilotó aviones y helicópteros. No consta que le atrajera demasiado el ajedrez.

El trabajo lo apartó del deporte, un trabajo también fuera de lo común. Roberto negocia los grandes contratos de una compañía que se relaciona con los mayores estudios de arquitectura del planeta. La empresa diseña interiores. No los de una caseta de perro, precisamente. Desde los asientos de un Ferrari o un Maserati hasta el interior del Teatro Real, el Museo de las Artes de Valencia o el Guggenheim figuran entre sus obras. El ‘nuevo’ auditorio Manuel de Falla también lleva su firma.

El regalo de una bici.

Pero volvamos al Roberto atleta. En su cumpleaños de hace seis años comenzó todo. Su mujer y su hija le regalaron una bicicleta. «Empecé a salir pero sufrí una grave lesión en la espalda de la que fui operado sin buenos resultados. Gracias al doctor Miguel Ángel Gallo, me recuperé con ejercicios en la piscina. Unos amigos del club ‘Los Pescaos’ me hablaron del triatlon y en enero de 2007 me apunté al ironman de Frankfurt. El día de la inscripción pesaba 96 kilos, cinco meses después, 80. Nunca había participado en un triatlon ni en un maratón. Lo terminé y ese día me enamoré del ironman», recuerda.

Esa palabra identifica al triatlon de larga distancia. 3,8 km a nado, 180 en bicicleta y 42 corriendo. Cruzar la meta constituye un logro sólo al alcance de deportistas muy entrenados física y mentalmente. Una brutalidad. A Roberto Lendaro, un ironman no le dice nada. Ni dos seguidos, ni tres, ni cuatro, ni cinco. En Frankfurt se prendió una llama. Ahora es un incendio desatado.

Roberto Lendaro, corriendo. :: IDEAL

En 2008 dio un paso más y participó en el Ultraman de Canadá (10 km a nado, 420 en bicicleta, 84 al trote, repartidos en tres días). Las 34 horas que le costó llegar a la meta debieron saberle a poco. Allí conoció el decaironman, una minucia consistente en completar diez ironman en diez días. Se celebró en 2009 en Monterrey (México). Sólo 19 atletas lo lograron. Roberto fue uno de ellos.

Entonces apareció el ‘monstruo’ en el horizonte: el doble decaironman. Veinte ironman consecutivos. Cuesta escribirlo sin evitar un escalofrío. El ‘doble deca’ sólo se había intentado una vez, en 1996. Acabaron tres atletas. El pasado noviembre, también en Monterrey, el ‘monstruo’ abrió sus brazos a un puñado de valientes. Ahí llega la burrada con la que se inicia esta historia.

La natación tuvo lugar en una piscina de 50 metros y el plazo máximo era de tres días. Roberto cubrió 44 km. la primera jornada y después bajó el ritmo hasta terminarla en dos días y medio. «Para los últimos 100 metros necesité ocho minutos», recuerda. Los tramos de bicicleta y de carrera se desarrollaron en un circuito de dos kilómetros, otra tortura. Roberto pedaleó 300 kilómetros diarios y necesitó doce jornadas para cubrir un recorrido similar en distancia a un Tour de Francia. Para la carrera empleó el mismo tiempo, a una media de 65 kilómetros por jornada. Al final, 27 días de lucha agotadora.

«Nadie disfrutó»

«Por primera vez -confiesa- pensé que no terminaría. Los últimos cuatro días sufrí una infección por las ampollas de los pies. En el decaironman lo pasé bien, en el ‘doble deca’ nadie disfrutó», resume.

Roberto admite su fama de ‘loco’ y que a su familia se le coja un nudo en la garganta cada vez que se embarca en una de sus extenuantes aventuras. «El secreto es dosificarte porque el factor mental es superior al físico. El cuerpo dice ‘para’ pero la mente debe ordenar que sigas». La pregunta metafísica tiene respuesta: «Me gusta llegar al límite e ir más allá. El ultrafondo es para muy inteligentes o para muy estúpidos. Cuando haces algo así, lo afrontas porque te sientes seguro». Y la de intendencia, también: «En la natación, paraba cada 7,6 kilómetros, la bici la dividía en segmentos de 120, 100 y 80 km, y en la carrera también hacía descansos. Intentas dormir pero es difícil por el dolor», recuerda.

El economista tragamillas anuncia que se retira pero lo hace con la boca chica. Ya está pensando en la carrera de Montblanc (160 km), en cruzar el Atlántico en velero y en pedalear por el Tíbet en bicicleta de montaña. Le gusta correr de noche por el camino de la Fuente de la Bicha y, otro asombro más, se declara vegetariano desde hace 19 años. Desde luego, a Roberto Lendaro nunca lo traicionará un chuletón de buey engordado con clembuterol.

Roberto Lendaro, durante un descanso con los pies vendados convertidos en sendas ampollas. :: IDEAL
Ver articulo en Ideal.es
Scroll al inicio